Por años, he coincidido con otro entusiasta del vino en eventos regionales. Inevitablemente, este caballero y yo hemos tenido la oportunidad de compartir seminarios en los que se presentaron cabernets californianos grandes y estridentes.
Cuando la conversación se centraba en las características del vino que teníamos frente a nosotros, mi colega enófilo agitaba su copa, tomaba un sorbo y exclamaba: ¡Ah, el polvo de Rutherford!
Existe una escuela de pensamiento que afirma que los vinos procedentes de Rutherford AVA absorben el sabor del suelo de Rutherford, de una forma similar a aquella en la que los franceses hablan de terroir.
Rutherford AVA se localiza alrededor del pueblo de Rutherford en el valle de Napa. Abarca aproximadamente 6500 acres, principalmente reconocidas por producir gran cabernet.
Algunos de los principales productores de California como Cakebread, Beaulieu, Caymus, Quintessa and Staglin Family, se encuentran asentados en esta AVA.
En 1994, bodegas y productores de esta área se unieron para crear la Sociedad del Polvo de Rutherford.
Esta organización toma su nombre de la afirmación del fallecido pionero del vino de Napa André Tchelistcheff, quien alguna vez dijo: "Hace falta el polvo de Rutherford para hacer un gran cabernet."
La misión de la sociedad expresa que: "El polvo de Rutherford se ha convertido en un compromiso con la calidad, con un espíritu de logro y una profunda conexión con el suelo de Rutherford sin que esto implique directamente apreciación sensorial alguna en los componentes de los vinos".
Se trata de una visión alineada con diferentes estudios científicos que concluyen que la idea de percibir la mineralidad o la composición del suelo al probar un vino es totalmente ridícula. "Que el ser humano sea capaz de percibir mineralidad en los vinos es insostenible. La idea es romántica y altamente útil en términos comerciales pero carece de base científica" comenta Alex Maltman, docente en el Institute of Geography and Earth Sciences de la Aberystwyth University en Gales.
De vez en cuando soy culpable de usar la mineralidad como un descriptor, sobre todo al trabajar con chardonnays de Borgoña o sauvignon blanc de Nueva Zelanda, aunque deba admitir que puede tratarse, simplemente de una noción romántica de mi parte.
A continuación algunas opciones a ver si pueden detectar algo del polvo mágico de Rutherford.
Todos son elaborados con fruta predominantemente de Rutherford aunque no llegan al 85% exigido por ley para incluir la subapelación en sus etiquetas.
Rutherford Hill Winery 2005 Napa Cabernet. Elaborado a partir de viñedos localizados en el corazón de Rutherford AVA. Crianza de 19 meses en roble francés. Aromas de arándanos y cerezas con un toque de vainilla. $35 aprox.
Raymond Vineyards 2007 Napa Cabernet. Predominantemente cabernet de Rutherford. Ofrece fruta oscura y concentrada. Criado en una combinación de roble nuevo y de segundo uso. Un cabernet californiano delicioso e imponente. Balanceado con taninos amablemente integrados. $18.75 aprox.
Avalon 2007 Napa Cabernet. Fruta agradable y concentrada en el ataque. Ligera dulzura que se disipa en el paladar media para transformarse en un vino redondo y amable. $14.75 aprox.
Caymus Napa Valley Cabernet 2007. Si me ganara la lotería, este se convertiría en mi vino de diario. Difícil encontrar algo mejor (a no ser que subas al Caymus Special Selection en el rango de los 160-170 US$ la botella). Ofrece bayas maduras y ciruelas negras en este vino resaltantemente delicado y amablemente estructurado aunque, debo decir, no se le siente el polvo. $65 aprox.
(original de Pat Kettles publicado en su columna Uncorked. versión libre de Jesús Nieves Montero)
miércoles, 1 de septiembre de 2010
Rutherford: la tierra y el cabernet
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