martes, 21 de diciembre de 2010

Expovinos Panamá 2008: 2 estampas del vino argentino

Expovinos Panamá 2008. Domingo, día de cierre. Dos estampas del vino argentino. Dos reliquias.

Primero, mientras degustábamos una copa del Mairena Bonarda 2005 de la familia Blanco, una señora impaciente por saber si estaría a su alcance el precio del vino en anaquel le preguntó a Gabriel Blanco: “¿Y cuánto es que cuesta este vino?”. A lo que Blanco, como si esperara un día más antes de ordenar la cosecha, respondió con parsimonia: “señora: desde que planto las uvas hasta que lo embotellamos y lo despachamos el vino nos cuesta muchísimo. El precio tendría que consultarlo con el importador”.

Luego, Fernando Spigatín, de Domados, me confió que abriría en breve una botella de Zaino, su malbec top. Lo decantó mientras me contaba cómo recorrer los viñedos en su caballo era su ideal de felicidad desde que lo hacía con su padre. Esperamos. Y sirvió un líquido casi negro del que surgían frutas negras, violetas, especias dulces. Recordé a Hubert de Montille en Mondovino: no es sólo que el vino sea concentrado sino que su sabor sea profundo. Y me vi tomando ese vino con mi hijo unos diez años después.

Le pregunté a Fernando cuánto duraría ese vino. “Fácil 20 años”, dijo. No necesitaba Wine Spectator ni Robert Parker para creerle al hombre que me había llevado de paseo en el caballo por sus viñedos con su relato. Simplemente nos pusimos de acuerdo y me vendió una de las botellas que le habían sobrado de la exposición. Y antes de entregármela, con cuidado, con letras grandes como siempre he imaginado la caligrafía de varios de los afrancesados protagonistas de los cuentos de Cortázar, colocó, por primera vez el nombre de mi hijo Manuel Andrés, al dedicarle la botella. Así que cada 15 de agosto, en su cumpleaños, trato siempre de brindar con vino argentino, por la memoria de Fernando, por los esfuerzos de Gabriel Blanco. Hasta que se cumpla el destino del Zaino y sea descorchado para brindar con Manuel. Por eso siempre me emociono cuando grabamos videocasts con vinos argentinos.




domingo, 31 de octubre de 2010

2do Tuityvinos de Ciudad de Panamá: viaje a las entrañas de las tierras del vino

En el bar del restaurante Orígenes, nuevamente los usuarios de Twitter y Facebook amantes del vino de Ciudad de Panamá nos encontramos para compartir con los amigos para compartir vinos de Chile, España, Italia, Argentina y Venezuela, en el 2do Tuityvinos de la Ciudad de Panamá.

Fue una ocasión para que nuevos amigos que comparten su entusiasmo por el vino a través de las redes sociales tuvieran la oportunidad de conocerse y compartir sus experiencias en torno al mundo del vino, en una atmósfera óptima pues Orígenes, con su vasta cava de vinos y el cuidado en el servicio de parte de su personal de salón, es realmente un lugar para disfrutar el vino.

Por eso, mientras se acercaba la hora de la despedida, el hasta luego estaba implícito pues, desde ya, los preparativos para el 3er Tuityvinos han comenzado.

Crónica de un éxito anunciado

Cuando decidimos la fecha de este 2do Tuityvinos —encuentro de— de Ciudad de Panamá sabíamos que teníamos que estar a la altura pues nos perderíamos uno de los acontecimientos enogastronómicos de Caracas: el Salón Internacional de Gastronomía, SIG, que, en su edición 2010, lleva por título y consigna “En busca del Dorado”.

Así, no habernos podido ocupar de la sede hasta el último y venturoso momento cuando Orígenes restaurante y Alejandro Pérez Rodríguez nos abrieron sus puertas, hacer una convocatoria contrarreloj y lidiar con la vecindad de las festividades patrias de Panamá que se celebran la próxima semana y tienen a todo mundo buscando refugio fuera de las presiones citadinas, nos impusieron un reto. Además, veníamos de un 1er Tuityvinos a finales de julio que deseábamos superar por lo que la ansiedad fue nuestra acompañante de todo este sábado.De vinos en Panamá...

Por eso, en un día cuando el clima estuvo desaforado, que pasó de nubarrones atemorizantes a notas de colores pastel en el cielo de la tarde, fue el momento de sacar las hieleras, de aprestar el sacorchos y encontrarnos con amigos para disfrutar de algunos clásicos tradicionales, algunas sorpresas y un par de pesos pesados.

Y al ver llegar en un salón todavía desierto al capitán Carlos Mata con su portabotella de Wine Library cubriendo lo que luego conoceríamos como una de las sorpresas y su decantador, nos convencimos de que la velada sería un éxito, lo que no sabíamos era que nos embarcábamos en un viaje al centro mismo de las entrañas de las tierras del vino.

De Carora a Toro

Como es costumbre, comenzamos con una botella salida de Viña Altagracia, el sueño que Empresas Polar embotella año a año desafiando la naturaleza. En este caso fue el Frizzante, su ligero y versátil vino elaborado con macabeo y moscatel que nos permitió calibrar los sentidos.

El reconocimiento de los sabores y aromas exóticos, la identificación de notas que recordaban al lychee o incluso al sake, nos fue llevan hasta el final de la botella, en un brindis que se prolongó mientras el resto de los amigos se iban incorporando.

Luego, ya sentados en lo que sería la mesa/panel de degustación, empezaron las sorpresas pues un vino que apenas comenzará a comercializarse en Panamá, el Mirador Selection cabernet sauvignon rosé de William Cole (Chile) llenó nuestras copas con un rosado que hizo que dudáramos en pedir todavía más iluminación para poder apreciarlo mejor: elegancia total, un velo de satén y una intensidad que hablaban de su delicada elaboración. Ya en boca abría con sus notas cítricas pero, sobre todo, tenía una persistencia muy particular.

Después vinieron un par de chardonnays. El primero, el fruto del empeño de la familia Canavaggio por tener un vino “panameño”: enología chilena, la experiencia de la bodega norteamericana Hanh y el sentir de estos pioneros del mundo del vino en el istmo producen este chardonnay fresco, Copa del Rey, que es motivo de orgullo para el pueblo panameño y fue también buen contrapunto para el Chateau St. Jean 2009 al que antecedió, que reveló esas notas lácteas que regala el afortunado matrimonio de madera y uva en California.

De allí pasamos a Europa, continente que nos sorprendió desde el rosado de Dinastía Vivanco y el Beronia Crianza 2006 —vino de la casa en Orígenes— vino que cambió el curso de la velada. Comenzaba una conversación sobre los estilos de los Rioja y eso nos llevó a la selección exhaustiva que tiene el restaurante en su carta de vinos de las principales denominaciones.

Repasamos el Priorato, Ribera del Duero y, sobre todo, nos detuvimos en Toro pensando en las diferentes expresiones que la garnacha, cariñena, syrah y, por supuesto, la tempranillo en todas sus encarnaciones nos ofrecen.

Y surgió un nombre mítico: Pintia, el emprendimiento de Vega Sicilia en Toro. Y cuando se acercaba ese punto de inflexión cuando la teoría debe dar paso al resto de los vinos a servir, Alejandro Pérez decidió que la convirtiéramos en práctica pues ofreció que abriéramos una botella de Pintia 2005 para disfrutarla.

Sabíamos que todo había cambiado, que algunos vinos del plan original quedarían pendientes pues era el momento de la grandeza. Llegó el decantador para el Pintia y Carlos Mata desnudó su botella: un Oreno 2005, uno de los grandes supertoscanos que decidimos probar mientras el Pintia se decidía a despertar.

La recompensa fue grande: la fusión de cabernet sauvignon, merlot y sangiovese de Oreno, que ya tenía casi cuatro horas en decantación, fue un viaje a la Toscana, a esos viñedos y bodegas donde la tradición compite con la innovación, donde las legislaciones son vistas como camisas de fuerza de la creatividad e impulsa a enólogos y bodegueros a buscar horizontes lejos del paraguas de los nombres intocables del mundo del vino.

Luego, con el Oreno todavía reposando en copa, Pintia fue encontrando su lugar en cada uno de nuestros puestos para mostrar que, desde que se vierte ese líquido que más que vino en tinta, el ánimo se preparar para una experiencia total: aromas que van de la fruta salvaje a la madera, las notas torrefactas, y en boca su corpulencia, su presencia, su calibre llenaba el paladar al punto que varios decidimos pedir agua para darnos una tregua antes del siguiente sorbo.

También, de vez en cuando alternábamos con el Oreno y los veíamos, reverentes, mientras reposaban en sus copas y los comentarios se interrumpían porque quien hablaba o quien escuchaba sentía el impulso de levantar la copa, cerrar los ojos, y entregarse a la faceta más íntima de la degustación.

Cierre a ciegas

Durante la jornada, y cortesía de Bodega Dominio del Plata (Argentina) y de sus importadores en Panamá, Felipe Motta, tuvimos la rifa de 4 de sus productos, 3 botellas de Crios de Susana Balbo malbec y el elegante Brioso. Los primeros fueron asignados a quienes respondieron preguntas en torno al mundo del vino pero para el Brioso, que entregamos con una barra de 100% chocolate de cacao orgánico venezolano, la prueba fue más exigente.

A ciegas servimos en cada copa de los asistentes un vino. Y sólo aspirábamos que acertaran la cepa. Rápidamente fue ubicado fuera del Viejo Mundo. Shiraz, pinotage o cabernet fueron algunas opciones muy bien razonadas por cada uno de sus defensores.

Dos rondas de oportunidades para dar con la cepa no fueron suficientes hasta que Jorge Ramos, con ese conocimiento tranquilo y confiado que nos fue llevando durante la velada, como inspirado dijo: petit verdot.

La botella apareció en la mesa y, efectivamente, era el Pomar reserva, el orgullo venezolano, que tiene como principal cepa petit verdot, con aportes de tempranillo y syrah. Fue el cierre con broche de oro de una jornada memorable de vinos que ya casi llegaba a la medianoche.

Nos vemos para el tercero

Ya en la mañana siguiente llega el momento de hacer balances. Lo primero es lo feliz de la elección de Orígenes: realmente es una envidiable oportunidad para quien vive en esta ciudad o pasa de visita para degustar de lúcida gastronomía —que fue apareciendo entre los pasabocas de la jornada— con un idóneo servicio de los vinos.

Pero, sobre todo, es la reconfirmación que tuvimos de que el ánimo por compartir el placer del vino acerca, hermana y, aunque no nos conozcamos personalmente, en estos encuentros podemos presentarnos en las botellas que llegamos, en la forma como participamos.

Es cuando llega el momento de decir: gracias, Panamá, nos vemos como siempre cada semana en De vinos en Panamá y en un par de meses para el próximo Tuityvinos.

¡Salud!

viernes, 22 de octubre de 2010

Orígenes será la sede del 2do Tuityvinos de Ciudad de Panamá

El sábado 30 de octubre, a partir de las 6:00 pm, en el restaurante Orígenes en Obarrio dará la bienvenida a una representación de los amantes del vino que, en muchos casos, se han conocido y conectado a través de Twitter y Facebook en el 2do #Tuityvinos de Ciudad de Panamá, cuyo objetivo es tener esa interacción personal que a veces queda en un segundo plano en el campo de las redes sociales.

Siguiendo la dinámica del primer encuentro, para participar los interesados no requieren ningún nivel de conocimiento sino que simplemente deben llevar una botella de vino de su preferencia y los B./ 10. que incluyen descorche y una ronda de tapas por la casa para degustar la exquisita gastronomía de fusión de Orígenes. Además, se sugiere que cada persona lleve preparada una pequeña presentación que explica la razón de su escogencia, para compartirla con el grupo. Posterior al evento, los participantes pueden optar por disfrutar de su cena en el restaurante amenizados por música en vivo.

La idea de hacer un #Tuityvinos en Ciudad de Panamá surgió por el interés que hemos venido tomando en el impulso de la cultura en materia de vinos del panameño a través de nuestro webshow De vinos en Panamá que durante los últimos seis meses ha ofrecido recomendaciones semanales y diversos tips para disfrutar mejor los placeres de la degustación de esta bebida. Así, apoyado en la colaboración de la audiencia que hemos venido formando para el programa y con la colaboración de Alejandro Pérez Rodríguez, de Orígenes, nos hemos lanzado a la aventura de convocar su segunda edición.

Para nosotros se trata de la tercera oportunidad en que convoca un evento similar pues ya hemos realizado tres Tuityvinos de Caracas, en los que hemos congregado casi 170 usuarios de redes sociales amantes del vino.

Lo más interesante es seguirle la pista a los "curiosos del vino" en Ciudad de Panamá, que no son los expertos que con soltura se saben todas las denominaciones de origen europeas pero tampoco el consumidor novato que compra cualquier botella, están aprendiendo, quieren saber un poco más y les agrada compartir sus experiencias.

Finalmente, este 2do Tuityvinos espera convertirse en el comienzo de una alianza entre Orígenes y nosotros, ya que este local, reconocido por su carta y su espectacular selección de caldos de diferentes partes del mundo, es una opción perfecta para seguir compartiendo esta pasión por el vino. Si quieres confirmar tu participación, simplemente haz click aquí.

jueves, 23 de septiembre de 2010

Día Internacional de la Garnacha: ¿Cuál es el encanto de esta variedad?

El encanto de la Garnacha se podría resumir en tres simples palabras: versátil, voluptuosa y aterciopelada. De hecho, cuando es uno de los componentes de la mezcla de un vino determinado, es precisamente esos atributos los que le aporta al producto final.

En el Priorat, la garnacha, cuando se une con la tempranillo, la syrah o la cabernet sauvignon, es la cepa que articula la elegancia y la potencia de los vinos.

En el Ródano, balancea las especias de la syrah para producir los espectaculares Cotes du Rhone y Chateauneuf du Pape y, más recientemente, en los Estados Unidos, ha servido para producir una nueva expresión de estos vinos franceses.

Desde vinos rosados hasta fortificados, en varietales ligeros o es fastuosas mezclas, la garnacha es una uva a tener siempre en cuenta para disfrutar sus encantos e ir a la caza de sus distintos matices.

Por eso mañana 24 de septiembre, Día Internacional de la Garnacha, y si quieres celebrarlo, entre la gran variedad de vinos que existe en Panamá, te recomendamos el Mas Sinén Negre 2004

domingo, 5 de septiembre de 2010

La cerveza de Ferrán Adriá y el Bulli

Puede que el mítico restaurante de Ferrán Adríá esté de receso pero lo que no para es su potencia para ofrecernos productos asociados con la gastronomía y esta vez se trata de un acompañante perfecto para las aventuras gastronómicas de Adriá: la Estrella Damm Inedit, una cerveza perfecta para los amantes del vinos.

¡Salud!

miércoles, 1 de septiembre de 2010

Rutherford: la tierra y el cabernet

Por años, he coincidido con otro entusiasta del vino en eventos regionales. Inevitablemente, este caballero y yo hemos tenido la oportunidad de compartir seminarios en los que se presentaron cabernets californianos grandes y estridentes.

Cuando la conversación se centraba en las características del vino que teníamos frente a nosotros, mi colega enófilo agitaba su copa, tomaba un sorbo y exclamaba: ¡Ah, el polvo de Rutherford!

Existe una escuela de pensamiento que afirma que los vinos procedentes de Rutherford AVA absorben el sabor del suelo de Rutherford, de una forma similar a aquella en la que los franceses hablan de terroir.

Rutherford AVA se localiza alrededor del pueblo de Rutherford en el valle de Napa. Abarca aproximadamente 6500 acres, principalmente reconocidas por producir gran cabernet.

Algunos de los principales productores de California como Cakebread, Beaulieu, Caymus, Quintessa and Staglin Family, se encuentran asentados en esta AVA.

En 1994, bodegas y productores de esta área se unieron para crear la Sociedad del Polvo de Rutherford.

Esta organización toma su nombre de la afirmación del fallecido pionero del vino de Napa André Tchelistcheff, quien alguna vez dijo: "Hace falta el polvo de Rutherford para hacer un gran cabernet."

La misión de la sociedad expresa que: "El polvo de Rutherford se ha convertido en un compromiso con la calidad, con un espíritu de logro y una profunda conexión con el suelo de Rutherford sin que esto implique directamente apreciación sensorial alguna en los componentes de los vinos".

Se trata de una visión alineada con diferentes estudios científicos que concluyen que la idea de percibir la mineralidad o la composición del suelo al probar un vino es totalmente ridícula. "Que el ser humano sea capaz de percibir mineralidad en los vinos es insostenible. La idea es romántica y altamente útil en términos comerciales pero carece de base científica" comenta Alex Maltman, docente en el Institute of Geography and Earth Sciences de la Aberystwyth University en Gales.

De vez en cuando soy culpable de usar la mineralidad como un descriptor, sobre todo al trabajar con chardonnays de Borgoña o sauvignon blanc de Nueva Zelanda, aunque deba admitir que puede tratarse, simplemente de una noción romántica de mi parte.

A continuación algunas opciones a ver si pueden detectar algo del polvo mágico de Rutherford.

Todos son elaborados con fruta predominantemente de Rutherford aunque no llegan al 85% exigido por ley para incluir la subapelación en sus etiquetas.

Rutherford Hill Winery 2005 Napa Cabernet. Elaborado a partir de viñedos localizados en el corazón de Rutherford AVA. Crianza de 19 meses en roble francés. Aromas de arándanos y cerezas con un toque de vainilla. $35 aprox.

Raymond Vineyards 2007 Napa Cabernet. Predominantemente cabernet de Rutherford. Ofrece fruta oscura y concentrada. Criado en una combinación de roble nuevo y de segundo uso. Un cabernet californiano delicioso e imponente. Balanceado con taninos amablemente integrados. $18.75 aprox.

Avalon 2007 Napa Cabernet. Fruta agradable y concentrada en el ataque. Ligera dulzura que se disipa en el paladar media para transformarse en un vino redondo y amable. $14.75 aprox.

Caymus Napa Valley Cabernet 2007. Si me ganara la lotería, este se convertiría en mi vino de diario. Difícil encontrar algo mejor (a no ser que subas al Caymus Special Selection en el rango de los 160-170 US$ la botella). Ofrece bayas maduras y ciruelas negras en este vino resaltantemente delicado y amablemente estructurado aunque, debo decir, no se le siente el polvo. $65 aprox.

(original de Pat Kettles publicado en su columna Uncorked. versión libre de Jesús Nieves Montero)

domingo, 1 de agosto de 2010

Primer Tuityvinospty: Tuityvinos es tuityvinos donde se monte

Durante mi experiencia de 10 años como docente he concluido que, en mayor o menor medida, cada taller es la gente que lo conforma, ni más ni menos. Uno pone sobre la mesa un programa, unos contenidos, algunas intenciones, pero son las personas quienes terminan de modelar la actividad.

Es lo mismo que habíamos venido experimentando en el primer y el segundo Tuityvinosccs, en los cuales pusimos la idea y fue las personas las que pusieron una atmósfera formidable para conversar, conocernos y compartir con un protagonista excluyente: el vino.

Ayer, cuando nos lanzamos a la experiencia en Ciudad de Panamá de armar el Primer Tutyvinospty nada cambió: fueron los participantes los que se regalaron a sí mismos una velada de más de 4 horas de disfrute de vinos muy diferentes en carácter pero todos disfrutables dado el contexto apropiado. Por eso, por la gente, tuityvinos es tuityvinos donde se monte.

Buscando la curiosidad del panameño

Es muy fácil predicarle al converso. Al que ya sabe de vinos porque en su casa, por decisión personal o cualquier otra circunstancia se trataba de un elemento que lo rodea. Y, por supuesto, en el otro extremo se encuentran los amantes empedernidos de cervezas y destilados, para quienes el país del vino se encuentra a muchos kilómetros de distancia.

Entonces, ¿quién queda en el medio? Desde estos días me gusta definirlo de la siguiente manera: el curioso. El aficionado que no sabe en profundidad pero se entusiasma fácilmente, para quien el protocolo del vino es cosa de profesionales y no necesariamente lo sigue al momento de disfrutar sus botellas, el que compra vino en el supermercado para el almuerzo del día pero también puede guardar algunas botellas porque sabe que pueden beneficiarse de la guarda, el que sabe que sólo probando y preguntando se aprende.

Y eso fue lo que comencé a descubrir de un buen número de aficionados panameños: su curiosidad. Sin preocuparse por la clasificación de 1885 de Burdeos o por la forma como Michel Rolland ha cambiado para siempre el mundo del vino, prueba botella tras botella. Y anota o registra en su memoria las impresiones, las comparte, trata de recomendar sus favoritos y escuchar las recomendaciones de sus compañeros.

Por eso, como ningún otro, el Tuityvinospty, el primero, fue una actividad para descubrir el vino, para aprender acerca de él y, sobre todo, para conocernos, que Caracas apenas queda a dos horas y con Twitter y Facebook estamos siempre en contacto. En ese espíritu nos reunimos.

Brindis a la venezolana

Desde muy temprano, Chris Fawcett (@ChrisFaw) ya se encontraba en la sede del Tuityvinos, Rino's Ristorante. Llegamos y la sala estaba casi vacía y nuestra mesa reservada, con las copas listas para lo que, me pareció, pensaron en el restaurante sería una jornada de un par de vinos. No imaginaban que tendrían que utilizar casi todas sus copas y lavarlas un par de veces para poder con nosotros.

Puse a enfriar el Brut Nature Reserva Especial de Pomar, el primero de los tres vinos venezolanos que servimos en la noche. Y comenzó la gente a llegar, @MonoSG que ya estaba comiendo en el restaurante hasta @LurysHorna quien, desde el comienzo, preguntaba y preguntaba para tratar de conciliar su conocimiento nutricional del vino con la parte más hedonística.

Servido el vino tuvimos el placer de mostrar que Viña Altagracia es realmente uno de esos pocos lugares en el mundo en los que el vino es una realidad, impresión que se confirmó con el Frizzante Pomar. Fueron los blancos para entrar en materia. Después vendrían los pesos pesados.

Velada de vino tinto

Siempre es un reto organizar los vinos que los participantes llevan a los tuityvinos pero, con gusto, comenzamos con el merlot Sendero de Concha y Toro y terminamos con el tercer vino venezolano, el Petit Verdot de Pomar, que dejó a todos impresionados por su cuerpo.

En el camino nos encontramos con notas altas como el Ben Marco Cabernet Sauvignon, el Casillero del Diablo Reserva Privada y el Gran Malbec de Joffré e hijas. Pero también participaron otros chilenos, franceses y australianos. Oferta variada para todos los gustos.

Pero, lo más emocionante, fue cuando el amigo Dionisio Guerra (@DionisioGuerra), que llego presentándose como un novato, ya al final distinguía algunas de las caracteristicas que diferenciaban los vinos y podíamos comentarlo.

La realidad era que probábamos cada vino, lo comentábamos, pero, con un afán casi infantil, ya estabamos desesperados por tener la próxima copa. Los sabores desde las fresas muy jóvenes hasta las complejidades del chocolate y el cuero lograban que captáramos la atención del personal de salón del restaurante y las miradas de los otros comensales.

Al final de la jornada, hasta el propio Rino Tamburrelli, se acercó para compartir una copa del petit verdot. Y vino la rifa en la que, con pequeños detalles que trajimos de Venezuela y algunos otros que Fernando Jaén (@ferojaen) en nombre de Felipe Motta, compartió con los asistentes.

¡Hasta tequeños hubo para terminar la jornada de parte de un paisano!

Preparándonos para una segunda tanda

Hubo detalles, no había manera de controlarlo todo a control remoto. Pero el ambiente y la gente estuvo y eso nos da fuerza y convicción para un segundo tuityvinospty que ya proyectamos para dentro de un par de meses. Y, sobre todo, el empeño de alguien como Chris Fawcett quien, desinteresadamente, llevó sobre sus hombros la parte operativa del evento. Todos los méritos y el reconocimiento para él.

Por eso, Dios mediante, antes de que este 2010 termine tendremos un 3er Tuityvinosccs y un 2do Tuityvinospty porque, realmente, estos son los momentos que la memoria va coleccionando y con los que, en los días menos afortunados, apareciendo sin avisar nos sacan una sonrisa.

¡Salud!

viernes, 30 de julio de 2010

El vino del semestre: Maycas del Limarí Syrah Reserva 2007

Porque fue nuestro primer vino para este proyecto, porque cada vez que descorchamos una nueva botella le encontramos nuevas aristas y porque puede conseguirse en una de las tiendas más espectaculares que existen en la ciudad, la Wine Store de Felipe Motta en Marbella, el Maycas del Limarí Syrah Reserva 2007 es nuestro vino del semestre

martes, 27 de julio de 2010

Mercado de mariscos: un canto al vino

La mañana era lluviosa y el taxi nos dejó -visitamos la ciudad en esta oportunidad mi cuñado Fernando Franz, chef, y yo- en la entrada lateral pero, inmediatamente, las aprehensiones que pueden existir por algunas reparaciones que se realizan en la calzada se terminan a presenciar los mesones.

Pescados estaría de más decirlo, pero la cuestión son sus presentaciones. Por un lado las cabezas, por otros los filetes que todavía destilan sangre, luego los esqueletos, las centollas, las langostas, los camarones. Entonces siguen los nombres dorado, curvina, curvinata, salmón pequeño, mero, lenguado, atunes y una larga lista.

El olor, no cabe duda, tiene esas notas de mar y sal pero lejanas, casi imperceptibles porque la sensación del movimiento de los compradores -que no eran tantos- y de los vendedores que revuelven nerviosos el hielo que sirve de lecho a los pescados o o filetean curvinas y desnudan camarones, arropa.

Es entonces cuando llegan las impresiones de vinos. Imagino, por ejemplo, el lenguado y sabor tan marcado, con un sauvignon blanc fumé de Mondavi que podría comprar en Felipe Motta.

En cambio, el atún lo proyecto con un pinot noir patagónico, como los de Humberto Canale, que importa en panamá Oriol Serra a través de su empresas SDS Internacional.

Luego están las langostas y el mero, con esa carnosidad y esos sabores que, apenas cocidos en mantequilla, recuerdan el cuerpo, la espuma y el sabor de la leche.

Y, precisamente, con un Chardonnay, uno de mis preferidos, el Diamond de Francis Ford Coppola, acompañamos una pequeña muestra que Fernando Franz hizo para el almuerzo. Ojalá llegue pronto el nuevo Mas Franch Blanc que tuvimos en De vinos en Panamá que es también un vino de pescados y mariscos. ¡Salud!




Por cierto, mientras descargo mis fotos, estas la primera es de Boqueteguide.com y la segunda del blog de la Cooking Diva Melissa León.

viernes, 23 de julio de 2010

Estamos organizando el 1er #tuityvinos de Ciudad de Panamá, ¡acompáñanos!

Siempre que pienso en la idea del viaje recuerdo una frase que repetía uno de mis primeros amigos en la escritura, César Velásquez: "viaje es desplazamiento".

La cosa es que viajar es irse lejos pero yo, cada vez que viajo a Ciudad de Panamá, no llego sino que "regreso", un poco al estilo de lo que comentaba en mi texto Ccs-Pty: Las ciudades y los libros. Y ahora que tengo muy cerca un nuevo regreso, y luego de la experiencia con los Tuityvinos de Caracas, con la ayuda de buenos amigos estoy convocando esta primera experiencia en esta, mi otra casa.

La idea es sencilla: El sábado 31 de julio, desde las 4:00 pm, estaremos en Rino's Ristorante, en el Bella Vista: una convocatoria amplia, plural, a la que todo tuitero que lo desee puede asistir cumpliendo unos pocos requisitos:
  1. Llevar una botella de tu preferencia;
  2. B./ 5 . que cobra el local por el descorche;
  3. Una pequeña presentación para que en pocos minutos nos cuentes por qué eligiste tu botella;
  4. Y, por sobre todas las cosas, muchas ganas de compartir, conversar y disfrutar.
Simplemente confirma tu asistencia acá y listo.

¿Qué es #Tuityvinos?

Una oportunidad para que desde el tuitero más aficionado o incluso reticente hasta el más experto y quisquilloso en el tema de los vinos nos conozcamos y compartamos, copa en mano, de la conversación. Además, esperamos que la presentación que cada uno haga de su botella nos permita conocer alguna etiqueta que hayamos pasado por alto en los anaqueles.

¿Qué no es #Tuityvinos?

No es un típico “tomarnos unos tragos” ni tampoco “echarnos unos vinitos por ahí”. En lo particular, para mí nunca el vino es excusa para las relaciones sociales, al revés: el vino siempre es el protagonista y lo social, lo amistoso surge cuando coincidimos personas que compartimos ese entusiasmo.

¿De verdad cualquier persona puede ir?

Es en serio: sólo se necesita llevar la botella, la razón de la selección y los b./5 del descorche, así como tomar previsiones por si van a comer en el local. No hay ningún cobro de entrada o nada por el estilo.

El afiche del tuityvinos Panamá es cortesía de Jesús Bastidas con adaptaciones de Chris Fawcett

jueves, 22 de julio de 2010

Andrea Ferro: Pasión por el vino en Panamá (revista Siete)

Dedicado, trabajador y apasionado son tres palabras que describen perfectamente a Andrea Ferro, distribuidor de los vinos italianos "Familia Marrone". Este joven italiano se enamoró de Panamá desde que llegó hace un año.

Estaba supuesto a pasar solo un mes aquí, pero Andrea decidió quedarse porque vio el potencial de crecimiento de nuestro país, y decidió aportar su granito de arena a un país que lo cautivó.

Andrea siempre ha sido un gran conocedor de vinos, pero al llegar a Panamá, lo más obvio para él no fue dedicarse a distribuir vinos. Estuvo alrededor de cuatro meses estudiando los diferentes mercados en Panamá, para así saber cuál sería su espacio, pero en ese entonces la idea de traer vinos a Panamá era solamente un proyecto.

Realizando sueños
Cuenta Ferro que fue como una intuición, se levantó un día con la idea de traer vinos y siguió firme con la misma. Fue investigando sobre el mercado de vinos italianos en Panamá, y se dio cuenta de que a Panamá llegaban pocos vinos italianos y a precios muy altos. Por esto, decidió importar los vinos "Familia Marrone" ya que son de excelente calidad, a precios asequibles al consumidor.

Antes de entrar de lleno al mundo vinícola, Andrea trabajó como modelo, actividad que todavía realiza en el poco tiempo libre que tiene.

Aparte del modelaje y los vinos, otra gran pasión de Ferro es ir al gimnasio, aprovecha para ir en su hora de almuerzo.

Nos cuenta Ferro que para él, ir al gimnasio es mucho más que solo cuidar su físico. Es todo un estilo de vida, en el no solo ejercita su cuerpo, sino que también ejercita su mente para sentirse bien.

A romper el dominio
Se describe como un chico con mucha voluntad de trabajo, que supo entrar a mercados claves para vender su producto.

Y sigue trabajando para inyectarle alma al negocio de los vinos aquí en Panamá. Considera que es importante crear una relación directa con el cliente.

Panamá se caracteriza por ser un mercado en donde los vinos chilenos, argentinos y españoles dominan. Se estaba corriendo un riesgo, pues hay muy pocos vinos italianos, y los que importa tienen un sabor distinto a los que los panameños conocen, pero atinó en la selección y todo es un éxito.

Entrar a un grupo exclusivo de distribuidores ya es bastante difícil al tener un producto diferente, y es todavía más difícil al ser extranjero. A Ferro esto no le impidió hacerse un "hueco" en Panamá para él y sus vinos, marcando así con su gran ética de trabajo la diferencia.
De Italia a Panamá
Ya en Panamá podemos contar con tres vinos tintos de la línea Familia Marrone: el Tartufo Nero, el Piemonte Barbera doc, y el Dolcetto d'Alba doc.

También se encuentran ya los vinos blancos Tartufo Bianco y Langhe Favorita doc. Estos vinos son producidos por una reconocida familia italiana en una región al norte de Italia conocida como Piemonte, una tierra que tiene el don natural para producir vinos finísimos.

Lo más importante para esta familia es localidad sobre cantidad, y es por eso que producen vinos únicos.

Aparte de estos cinco vinos, Ferro espera poder traer en el futuro toda la serie de vinos, incluyendo el Barolo docg Pichemej, la botella de vino tinto más galardonada de la Familia Marrone.

Andrea Ferro es ejemplo de que se puede vivir de lo que uno más disfruta, que en su caso, es el amor al vino. (via Revista Siete, Grupo Epasa)

Vinos de Ferro & Cia en De vinos en Panamá





sábado, 17 de julio de 2010

Una reflexión de Alberto Soria sobre el mundo del lujo y el vino

En la vorágine de la sociedad moderna, las modas en la mesa son invitadas de paso. La novedad es efímera, pero vende. Ante la avalancha de nuevos ricos y la multitud de millonarios que crecen como hongos y gastan fortunas en socializar, en Europa se estila ahora asesorar a esos nuevos clientes. Se les puede vender todo, siempre que sea caro y exclusivo.

Asesorar a los nuevos ricos es negocio silencioso. Ejercido preferentemente por aristócratas venidos a menos, sommeliers veteranos que sustituyen a los desaparecidos mayordomos ingleses, y damas especializadas en buenas maneras, vajillas y cristales. Enseñan lo que toda persona culta sabe, pero resultan fundamentales para que el cliente que se abre paso en la sociedad a golpe de billete, no trastabille ni dé pasos en falso.

Las famosas casas de remates y de regalos, y los ateliers de novedades no se llevan bien con los asesores, me cuenta en París Michele Puccini.

"Arruinan el negocio de lo caro". Raspan la pátina de elegancia de lo nuevo y costoso, y dejan al desnudo el equívoco, el engaño o el ridículo.

I Veamos algunos ejemplos de moda efímera. Un famoso productor austríaco de cristales caros se cansó de inventar copas. Las hizo para todas las cepas, al más alto precio del mundo. Afirmaba que el Merlot se debería tomar en una de sus copas para que se pudiera expresar, y el Carmenére, en otra. (Además del Cabernet, el Pinot Noir, el Sirah, el Malbec, el Zinfandel. También inventadas por él).

Cuando se agotaron las uvas famosas con las que se hacen vinos en el mundo, el productor austríaco se desdijo de todo lo anterior y sustituyó la copa por un vaso. El vino se quedó sin pie en la copa, y el balón se encargó de que el catador calentara con su mano el vino. Su creador defendió así la moda: "Es fácil de usar, lavar y guardar". A los norteamericanos asegura les encantó. "Pero a algunos no les gustó", admitió, finalmente, con esfuerzo.

Como en una velada sostener un vaso esférico con vino transmite a la mano el frío del vino o hace que al calentar el vino con la mano ésta transpire, se creó el vaso de balón para vinos, con orificio abajo.

Para que el catador meta el dedo medio y sujete el vaso. Es lo máximo en las tiendas snobs.

Las ventas en la galería Tate en Londres no cesan.

Otro ejemplo: todo conocedor sabe que el oxígeno si no es administrado en cuentagotas y sólo por un rato mata el vino. Actúa como una droga.

Primero lo adormece en aromas. Después le quita toda personalidad. Y al final, cuando la exposición es prolongada, lo convierte en vinagre.

Eso no lo saben los potentados adoradores del aireado, que ahora decantan cuanta botella se le ponga a mano. Hay vendedores que recomiendan decantar un vino añejo durante 24 horas abriendo la botella en el mismo sitio donde será después probada. Los reputados maestros de la escuela de enología de Burdeos sostienen que tal acto mata el vino.

II Ahora han puesto de moda algunas palabras en las etiquetas: vinos biodinámicos, ecológicos. La moda sugiere que si usted no abraza la palabra, le está dando la espalda al planeta Tierra. Y, por tanto, que si usted niega el abrazo, no le importa el medio ambiente.

En Estados Unidos, ahora la moda es el "real wine" que la UE se niega a permitir etiquetar como "vino verdadero". La realidad es que ante las nuevas palabras de promoción, no hace daño ser un poco escéptico.

En junio de 2009, la Food Standards Agency del Reino Unido reveló después de numerosas pruebas de laboratorio que las supuestas ventajas de lo orgánico no existen. Tarde. Ya está consolidado un mercado global que vende muy bien lo "orgánico". Fue valuado hace 2 años en más de 48 millardos de dólares.(publicado en El Nacional)

sábado, 3 de julio de 2010

Oriol Serra: un cumpleaños para brindar con el mejor vino

Me gustaría saber -y creo que a ellos también- que estaban haciendo las personas, esos cada vez más happy y menos few que ahora acompañan a Oriol en sus aventuras enogastronómicas -cuyo epicentro es SDS Internacional-, el día cuando desembarcó por primera vez con la intención de mudarse a Panamá.

No creo que estuvieran en el aeropuerto recibiéndolo, más bien estarían ocupados de sus asuntos y expuestos a una oferta de vinos que si bien distaba de ser despreciable, tal vez le faltaba lo que Oriol le aporta hasta los límites: riesgo y conexión del lado más humano del vino.

Por eso es que su cumpleaños tiene que ser, sin duda alguna, una ocasión de celebración para la comunidad de amantes del vino en Panamá. Porque Oriol lleva consigo una pasión que como la antorcha olímpica es inextinguible y más bien parece irse fortaleciendo con el paso de los días. No es la pasión de quien te quiere vender una botella, una caja o un container de vino, es la implacable decisión de transportar con un saber que no llega en forma de lección sino de conversación amigable a los suelos y la gente que, generosamente, elaboran algunos de los mejores vinos del mundo.

Atención: que no de los mejores porque lo digan Robert Parker o Wine Spectator, sino porque, al conocerlos, nos acercamos a ellos y los disfrutamos mejor, descubrimos muchos de los placeres entre líneas que guardan para nosotros.

Y el "culpable" de tener la oportunidad de este acercamiento con el vino en Panamá es Oriol Serra porque ir a su tienda en el Parque Industrial del Este ilustra algo que explicaba su paisano Javier Marías: al asistir, comprendemos.

Entonces, Oriol, ¡salud y feliz cumpleaños!

lunes, 28 de junio de 2010

De vinos en Panamá, reseñado en Capital, publicación financiera

Con el objetivo de fomentar la cultura del vitivinícola y ser sitio de referencia para los amantes del buen vino, ya está en la Web: “De vinos en Panamá”, un programa de vinos en formato podcast y videocast, que se encarga de presentar semana a semana recomendaciones de vinos, lo cual permite que el panameño aprenda a apreciar la vastísima y variada oferta de esa bebida espirituosa con que cuenta el país. Su creador es el venezolano Jesús Nieves Montero, quien desde Caracas, Venezuela, semanalmente presenta recomendaciones sobre los vinos que pueden conseguirse en supermercados y tiendas especializadas.Según Nieves, su objetivo es aportar a la cultura del vino del panameño promedio, pues siente que hay una oferta extensa, que de repente llega a intimidar a aquél que no se siente capacitado o que no se siente un conocedor.“En De vinos en Panamá, descorchamos botellas desde $5,00 para el almuerzo diario hasta $50 cuando la ocasión es especial. Presentamos los vinos y hablamos de sus características organolépticas pero, sobre todo, damos ese toque más subjetivo que nos hace sentir el vino, como personas, como escritores”, manifestó Nieves.

(si quieres leer más visita el site de Capital de Panamá)

miércoles, 2 de junio de 2010

De vinos en Panamá en la web de Bodegas Ánima Negra


Si hay algo gratificante en el mundo del vino es la posibilidad de encontrar, a cada copa y cada etiqueta, nuevos amigos que se sienten cerca aunque uno no los conozca personalmente.

De esta manera, agradezco a los amigos de Bodegas Ánima Negra de Mallorca, la gentileza de haber colocado en su web el segundo episodio del videocast cuando descorchamos una botella del vino sensación en Expovinos 2009, el AN2.

¡Salud!

miércoles, 19 de mayo de 2010

Panamá, cartografía de la uva y la copa

Desde el asiento de copiloto del taxi de Gregorio Flores, nuestro conductor designado en la ciudad, vamos dejando atrás los rascacielos y aparecen las ruinas de Panamá La Vieja, y recuerdo un caluroso abril, con Marta embarazada, subiendo los peldaños de la torre, rozando las piedras como si quisiera osmóticamente absorber algo de historia. De repente un semáforo, un cruce a la derecha y el Parque Industrial de Costa del Este.

A Sergio Pitol lo conocí a finales de los ’90 en Caracas, en un minitaller de novela organizado por la Fundación Atempo que presidía el escritor venezolano Antonio López Ortega. Era el Pitol de los cuentos y las novelas y las traducciones. Todavía no había llegado el memorioso de El arte de la fuga o El viaje. Al menos no al papel.

Gregorio vacila en la dirección, pero luego los galpones se acaban y está la tienda de SDS Internacional, que desde hace unos seis meses refresca la oferta de vinos de la ciudad. En un recodo, tímido, está Martín, que, aun envuelto en vinos, no ha probado ninguno: “sólo algo de ron en las degustaciones”, dice en susurro confesional. Detrás del mostrador, con un cabello de medusa, exagerando los gestos, maestro de ceremonias de un circo de Baco, está Oriol Serra, alma de la distribuidora.

Pedí una entrevista con Pitol para un programa televisivo que tenía en una estación comunitaria del municipio Baruta en Caracas. Me senté con el Maestro en un banco a orillas de la piscina del Hotel Ávila: Pitol habló de Gógol, de Chéjov, habló de Jalapa, enumeró sus viajes. Camarógrafo y coordinador me hacían señas: debíamos cortarlo pero: ¿cómo se detiene el río de la memoria? Le di un apretón de manos y poco tiempo después, cuando leí El arte de la fuga, lo convertí en uno de mis indispensables. Pitol allí, citando a Antonio Tabucchi, comenta que el escritor no se mueve en las certezas sino en la incertidumbre y las caracteriza como una zona gris, pantano, lodo. Y, cada vez que escribo, peregrino hacia esa Meca.

Oriol Serra también se mueve en la incertidumbre. Si trae un vino de Montsant —Mas Franch, Coca i Fitó— lo hace porque conversó largamente con los productores, se “enamoraron” y él puede transmitir la pasión. Recorre su tienda, levanta la mirada y señala: “estos son los protagonistas”, mientras veo un enólogo en su faena. “Es un genio, un mago” dice Serra mientras detalla procesos de elaboración, condiciones del terroir, razones por la que se trata de vinos diferentes, únicos.

En la conversación, una mañana de miércoles, Serra saca un par de botellas y unas piedras: se trata de licorella, el “suelo sagrado” del Priorat. “Hay que lamerlas, es la única manera de sentir la mineralidad de estos vinos”, dice e invita. Uno, hipnotizado, se lleva la irregular pieza a la boca, estira la lengua primero con timidez, después con confianza resignada. Finalmente el sorbo de vino. Y la mineralidad. En su circo de Baco, Serra siempre parece tener la razón. Aunque, incómodo en las certezas, comenta: “pero ahora estoy escribiendo un artículo para indagar qué vino habría tomado Jesús en la Última Cena porque sé que no pudo ser syrah”, y comienza una nueva veta de conversación hasta que, cerca de las dos el deber llama: juega el Barcelona F.C. y Oriol debe seguir su otra pasión.

Gatsby desembarca en Marbella

He perdido la cuenta de las veces que he exigido leer Gatsby en un taller de literatura o cátedra universitaria. Exigido. Con rigidez de tallador de diamantes. Pero no entraña maldad mi ahínco sino más bien el deseo profundo de que compartan conmigo esas páginas que releo cada año. Los “locos años ‘20”, el glamour, el ascenso de Gatsby, su amor casi ingenuo con Daisy, ese sueño que se envolvía en la luz verde de la casa vecina y consumió su vida.

La primera vez que entré a la Wine Store de Felipe Motta en Marbella fijé los ojos en la fuente al fondo, flanqueada por Burdeos y Borgoña. Gatsby. En Panamá. En Marbella. Desde la botella que hubiera podido servir Jay Gatsby como aperitivo sencillo, hasta el plácido champagne o la oscura corpulencia venida de Médoc, Pauillac, Graves o Pomerol.

Seguramente Nick Carraway, el amigo de Gatsby y primo de Daisy, el narrador de la historia de Fitzgerald y quien al principio nos comparte esa máxima de su padre —“no juzgues a los demás, no sabes si tuvieron las mismas oportunidades que tú”— llevaría el carro de supermercado y organizaría con cariño fraterno las botellas, comentaría sobre alguna añada particularmente buena, buscaría un equilibro entre blancos y tintos. Tal vez le susurraría al oído que Daisy prefería los blancos italianos y Gatsby, subyugado, hubiera dejado atrás los vinos españoles y las joyas del Piedemonte para encontrar un Soave.

Los viajes a Felipe Motta de Marbella, las travesías al mundo del West Egg de Fitzgerald, las organizo de tal manera que no tenga límite de tiempo. Me fundo con la fantasía y al terminar, en la caja registradora, comprando la edición más reciente de Wine Spectator, y sólo si llevo muchas botellas, llamo de nuevo a Gregorio.

Vía España era una Fiesta

Siempre me he preguntado si la iluminación deficiente, si la estrechez de los pasillos del local de La Fiesta, en el cruce de Vía España con Vía Argentina, fueron calculadas a propósito para conservar el vino y dar al visitante una sensación de recorrer una cava profunda, una catacumba, de esas donde el moho, la humedad y el aislamiento “hacen” el vino, como en Hungría. Tal vez sólo sea descuido.

La austeridad del París de entreguerras, ese tono siempre otoñal que tiene Hemingway para describir su trajinar por los Jardines de Luxemburgo o la forma como rinde un café para conservar el derecho a estar sentado y garabatear notas que serán su próxima novela, un artículo periodístico que pagará la renta, un cuento, sus memorias, están también en esta licorería.

A la derecha el Nuevo Mundo, a la izquierda el Viejo, en estantes que presentan botellas colocadas en posición, horizontal, vertical u oblicua sin tanto concierto. Al fondo a la derecha, un escritorio donde una dama, calculadora en mano, atiende proveedores y saca cuentas.

Tomo un chardonnay californiano. ¡Herejía! Hemingway, el de Fiesta en la tarde, el de Por quién doblan las campanas, nunca preferiría un blanco. Cruzo del lado derecho por un pasillo de estrechez de convento y llego a los Rioja: crianza, reserva, gran reserva. Tomo una botella casi con aleatoriedad. Entonces recuerdo a Bécquer: “el recuerdo que deja un libro es más importante que el libro mismo”. Y pienso que pasa lo mismo con los vinos. Busco entonces una botella que me es mucho más familiar para dejar atrás esta Fiesta. “Nunca viajes con alguien que no ames”, dice Hemingway en París era una fiesta. Pago y tomo mi bolsa con la botella. No llamo a Gregorio porque el hotel está cerca en la calle Eusebio A. Morales.

(publicado en Panamá América, domingo 16 de mayo de 2010)