Durante los últimos 3 años, por diversas razones, me he encontrado llegando al aeropuerto de Tocumen varias mañanas, corriendo escaleras abajo a ver si la fila de inmigración está corta o hay que bajar por el otro lado, pensando que afuera ya nos estará esperando Gregorio Flores, nuestro amigo taxista, a ver si evitamos el tranque del mediodía.
Después es esperar unos 10 minutos y ver, desde el asiento del copiloto del corolla de Gregorio, las torres ya relucientes de cristales verdes y azules y las otras en construcción, entrar por Paitilla y llegar hasta Marbella y de allí al Cangrejo, al Aparthotel Las Vegas, nuestro hospedaje habitual.
Dejar el equipaje y lanzarnos a la caza de vinos.
Desde el año 2007 descubrimos que nuestra incipiente afición por el vino -que databa de 2005- tendría en Panamá un aliado: de Chile a Nueva Zelanda, de Argentina a Sudáfrica, de California a Burdeos, de Borgoña a Oregon, de Alentejo a la Toscana, de la Rioja a Sicilia, siempre había una opción diferente, en algunos casos para ampliar la paleta de sensaciones gustativas, en otros para establecer un idilio con el vino y llevarnos algunas botellas.
El año pasado, desde Caracas, comencé un par de programas en los que decidí compartir mi pasión por el vino: La Videoguía del vino y El vino de la semana. Han sido meses interesantes, llenos, como cuando generalmente se trata de "enseñar"-como cuando recibo, regularmente, a mis alumnos en los talleres de creación literaria- de aprendizajes propios, de remordimientos por comentarios que nos quedaron pendientes, de ideas que nos hacen grabar con premura un nuevo episodio.
Panamá parecía sólo el telón de fondo con esas botellas que no salen en línea, esas que guardamos para el disfrute personal. Pero, ¿podíamos dejar realmente fuera a Panamá de esta intento por aportar un granito de arena a la cultura del vino?
Preferimos ser tomados por atrevidos y arrogantes, pero asumir el riesgo. Aunque: ¿cuál riesgo? Nuestra experiencia con el pueblo panameño siempre ha sido de cariño y receptividad, así que espero que sea extensivo a este esfuerzo que se manifiesta en un podcast/videocast semanal y en algunas notas que incluiremos en este blog.
Es el vino desde el punto de vista de alguien que, a pesar de haber estudiado administración, ha dedicado su vida a la comunicación: porque escribiendo literatura comunicamos, porque coordinando medios impresos comunicamos, porque enseñando comunicamos.
Entonces, porque aquí nunca faltan razones, ni excusas, ni opciones para celebrar: ¡te invitamos a que nos vayamos De vinos en Panamá!
domingo, 11 de abril de 2010
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